Sit amet felis. Mauris semper,

Welcome to WordPress. This is your first post. Edit or delete it, then start blogging!Lorem ipsum dolor sit amet, consectetuer adipiscing elit. Quisque sed felis. Aliquam sit amet felis. Mauris semper, velit semper laoreet dictum, quam diam dictum urna, nec placerat elit nisl in quam. Etiam augue pede, molestie eget, ...

Category name clash

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetuer adipiscing elit. Quisque sed felis. Aliquam sit amet felis. Mauris semper, velit semper laoreet dictum, quam diam dictum urna, nec placerat elit nisl in quam. Etiam augue pede, molestie eget, rhoncus at, convallis ut, eros. Aliquam pharetra. Nulla in tellus eget odio sagittis blandit. ...

Test with enclosures

Here's an mp3 file that was uploaded as an attachment: Juan Manuel Fangio by Yue And here's a link to an external mp3 file: Acclimate by General Fuzz Both are CC licensed. Lorem ipsum dolor sit amet, consectetuer adipiscing elit. Quisque sed felis. Aliquam sit amet felis. Mauris semper, velit semper laoreet dictum, ...

Block quotes

Some block quote tests: Here's a one line quote. This part isn't quoted. Here's a much longer quote: Lorem ipsum dolor sit amet, consectetuer adipiscing elit. In dapibus. In pretium pede. Donec molestie facilisis ante. Ut a turpis ut ipsum pellentesque tincidunt. Morbi blandit sapien in mauris. Nulla lectus lorem, varius aliquet, ...

Contributor post, approved

I'm just a lowly contributor. My posts must be approved by the editor.Mauris semper, velit semper laoreet dictum, quam diam dictum urna, nec placerat elit nisl in quam. Etiam augue pede, molestie eget, rhoncus at, convallis ut, eros. Aliquam pharetra. Nulla in tellus eget odio sagittis blandit. Maecenas at ...

Posted by El Sifo - - 0 comentarios


Por La Maga
“…Los viejos tienen la muerte y los jóvenes el amor, y la muerte viene una sola vez y el amor muchas”


Son cuerpos dormidos. Sedados. Curvas , labios, párpados, pechos indiferentes al ojo que los mira. No hay palabras. Sólo imágenes. Las de estas jóvenes mujeres sumidas en un sueño inducido, ante las cuales se postra el viejo Eguchi y encuentra lo que difícilmente en el mundo de los “despiertos” podría hallar: la libertad de dejar fluir sus tristezas, su melancolía, su temor ante la muerte, sus remordimientos.


Las chicas vírgenes que Eguchi frecuenta en un burdel de Tokio están lo suficientemente narcotizadas para no despertar mientras el viejo las contempla. La única condición que la madrota del lugar les pide a los ancianos clientes es no tener relaciones sexuales con ellas.


Y es este estado de indefensión, de inmovilidad de estas chicas, el que permite que el protagonista desnude su alma sin temor a ser juzgado y dé rienda suelta a sus recuerdos, que están deliciosamente aderezados con cargas eróticas. Es un libro erótico, pues deja mucho a la imaginación, con matices y secretos únicos que no son revelados de manera explícita. Y es sensual. Puedes oír la ténue respiración, ver el carmín de esos labios entreabiertos, la suavidad de unas manos, oler aquella piel. Tiene imágenes que se antojan a medida que Eguchi revive en su memoria a las mujeres que han significado algo en su vida, como su madre, sus amantes y hasta sus hijas.


Es un libro interesante, porque el autor se da el lujo de crearles personalidad a mujeres inertes, dormidas. Y son ellas quienes, aunque parecen muertas, dan un poco de vida y consuelo al viejo Eguchi, a través de sentimientos y sensaciones que le producen una meláncolica tregua en su triste realidad.


La Casa de las Bellas Durmientes es una novela transgresora, porque la sociedad siempre ha tenido miedo de expresar sus deseos eróticos, de acercarse a la carne y al espíritu. Hay un gran temor de observar nuestro cuerpo y el del otro, y en estas páginas eso se aniquila.


Pero a la vez es muy triste. A Eguchi nadie le responde. Quiere despertar a esas muchachas , llegar al placer mediante la comunicación con ellas. Eguchi está cansado de ver y ávido de hacer. Está hastiado de llegar a la excitación suprema sin una sola vía para descargar la tensión más que sus añejos recuerdos.


Así, lo erótico , el sexo y el amor son las armas con que el viejo trata de olvidarse de la muerte, la que sabe que le llegará tan veloz que no podrá detenerla, pero no lo suficientemente rápido para no presentirla…


Otro acierto: el manejo de opuestos como juventud-vejez, indefensión-acción, compañía-soledad, sueños-realidad. Una novela profunda, de múltiples interpretaciones y matices. Su final: adecuadamente cruel.
[ Read More ]

Posted by El Sifo - - 1 comentarios

Desde entonces, cada vez que alguien me pide recomendarle un libro "De ánima" salta a mi mente, y sé que probablemente quien lo lea no le guste, pero también sé que no puede permanecer inmune, no puede salir limpio, sino es de su agrado seguramente le irritará.

Y es que Juan García Ponce nos lleva a lo más íntimo de la relación entre Paloma y Gilberto y nos convierte en voyeristas y cómplices a través de la forma de narración más íntima posible: sus diarios.

Ella tal vez un poco más pasional, El más filosófico; su relación sale de todos los marcos cotidianos; según Juan Antonio Rozado en su texto "Juan García Ponce: Avatares del deseo", Gilberto descubre otro tipo de relación, sé percata de que pretende contemplarla (a Paloma) en plenitud de su ser y, por tanto, la culpabilidad y los celos se desvanecen.

Y nada habla mejor de un libro que un fragmente del mismo:

Diario de paloma

La historia con el “otro”, con el “testigo”, no va a tener fin y debo aceptar que encuentro un irresistible placer al prestarme a representarla. Algo me impulsa a emular a mi “doble” y ser como he descubierto que Gilberto quiere verme apenas se presenta la ocasión para ello, aunque no dejo de reconocer también que tal vez me sirvo de ese pretexto para darme gusto a mí misma. Nunca he dudado de que por encima de cualquier cosa lo que todas queremos es gustar; pero resulta nuevo comprobar con una certeza que aumenta la confianza en mí misma que a Gilberto le gusta verme gustar. Hay una anormalidad radical detrás de esto. ¿Qué es lo que él busca, qué oscura representación de mí misma aumenta su deseo, lo impulsa hacia mí y lo hace acercarse cuando, al menos aparentemente, yo lo ignoro y me alejo? Me niego a pensarlo. Esos problemas le corresponden a Gilberto. A mi me basta con ser, incluso tal como él quiere mirarme, negándolo a través de mi conducta, y sea por el motivo que sea, es cierto que nuestro deseo, el que compartimos los dos y con el que nos gratificamos uno al otro, aumenta sin cesar. A veces me asusta un poco. ¿Si quien debe ponerme límites no lo hace cómo puedo ponérmelos yo? Pero es imposible pensar en eso cuando alguien, a través de cualquier anormalidad por parte de su amante, tiene todas las pruebas de la absoluta fidelidad y la fascinación de éste y de regreso a él lo encuentra siempre, cada vez más fiel y fascinado. Las mujeres no creemos en ninguna norma, carecemos de normalidad y por eso los hombres pueden imponernos esas reglas que son una pura creación masculina. Si Gilberto me impulsa a transgredirlas, al obedecerlo creo otras reglas y hasta puedo suponer, para mayor tranquilidad mía, que no hago lo que hago más que porque él así lo desea y lo sorprendente es que, aunque sea mentira y en el último momento siempre soy la única dueña de mí misma aun a través de ese supuesto olvido de sí que provoca el placer, esa mentira es verdad. El deseo de Gilberto, el que no dejo de sentir y de usar, ha logrado que me sepa suya a través de ese deseo, incluso cuando para aumentarlo él parece querer destinarme a otros y yo uso en mi favor esa licencia. No se lo que él ve, pero me reconozco en su mirada y colmada de mí misma a través de esa mirada encuentro en ella mi propia necesidad de entregármele.

Diario de Gilberto

Deseo precipitar a Paloma a todos los excesos. Quizá ella es la que me incita y provoca ese deseo, pero no concientemente. Ha sido una revelación progresiva. Ahora sé que basta un gesto cualquiera que parece mostrarla más allá de lo que ella quiere o en otra dirección de lo que quiere al hacer ese gesto, que basta una mirada, una sonrisa, dirigidas a mí y a cualquier otro al mismo tiempo, que basta sorprenderla en una de sus típicas actitudes de súbita huída después de un descuidado abandono a sus propias sensaciones, que basta con verla actuar ante los demás desde la seguridad de que está conmigo al tiempo que parece olvidarme, para que yo no quiera otra cosa que abrir los caminos que puedan conducir a ese olvido desde el que no la tengo momentáneamente y puedo saberla y reconocerla como mía sin ser mía, fuera de mí y entregada a sí misma tal como algunas veces nos ocurre también al hacer el amor cuando algo que está en Paloma, que es de Paloma y que es más que Paloma, pertenece sólo a la otra Paloma, parece flotar a nuestro alrededor sin que yo pueda precisarlo nunca porque me pierdo en mi propio olvido. No ocurre eso cuando la veo entre los demás, pero tampoco logro precisarla porque Paloma no parece ser entonces más que ese puro movimiento en el que se muestra contradiciéndose a sí misma y nada puede fijarla ni definirla más que el preciso instante en el que se encierra la pura contradicción que reinicia continuamente el movimiento dentro del que ella se muestra ocultándose en su propia revelación. Posiblemente fue así desde el principio. Desde antes de estar por primera vez con Paloma la miraba como la mujer de Armando y este conocimiento la hacía más deseable para mí porque mi ilegítimo deseo parecía corresponder a una disponibilidad acompañada de un conocimiento culpable de ella por ella misma que me hacían suponer que en algún momento iba a sentir casi como una obligación la necesidad de seguir a esa disponibilidad que toda su persona anunciaba. Tal vez ocurrió así. Pero, siendo mía, Paloma no dejaba de encerrar dentro de sí a la otra y el hecho de que ahora esté conmigo no hace más que aumentar continuamente mi deseo de espirar el momento en que se muestra y Paloma vuelve a ser la que era para mí antes de estar conmigo.

[ Read More ]